lunes, 12 de mayo de 2014

AURELIO GONZÁLEZ OVIES


 Aurelio González Ovies será nuestro invitado de honor en el Acto de Entrega de premios en el XXXIII Certamen Del Premio de Poesía Antonio Machado de nuestro centro, que se celebrará el próximo día 16 de mayo en el Centro Gijón Sur, acto al que quedais todos invitados.


Aurelio González Ovies es asturiano, nacido en Bañugues (Gozón) en 1964. Es Licenciado en Filología Clásica y, en la actualidad, profesor de Filología Latina en la Universidad de Oviedo, de la que ha sido vicedecano del 1996 al 2008. No le resulta difícil, como cuenta, combinar la escritura con su práctica docente: “Enseñar –nos dice- implica leer.
Escribir exige también leer continuamente. Todo lo que escribimos es consecuencia de lo que leemos y lo que vivimos. ” Para el poeta la lectura es esencial y, hasta cierto punto, higiénica, que no puede separarse de la escritura porque “Hay días en que escribir es una urgencia. Otros muchos se impone leer. Cuando el espíritu no está por sincerarse o no tengo mucho que aportar, siento la misma satisfacción leyendo que cuando escribo. Leer un buen libro, un buen poema es también una cura, otra terapia que alguien nos brinda desinteresadamente. No sé qué discerniríamos si no leyéramos opiniones ajenas, las historias de otros, las visiones de los demás.”
Aurelio empezó a escribir muy temprano. “Desde muy pronto nos comenta-, ahora que lo pienso. Guardo cuadernos de 1975 en adelante. Imitaba rimas de poemas que estudiaba de memoria y buscaba, me leí la Biblia muchas veces…”. Ese poso trascendente ha quedado en su poesía, sin duda. Ahora bien, hay otras lecturas, aparte de La Biblia, que le interesaron e interesan a Aurelio: “Miguel Hernández, desde siempre, desde que lo descubrí en una antología para escolares. Gloria Fuertes, Pablo Neruda y Antonio Machado fueron los siguientes y los que nunca aparté, lo mismo que los clásicos grecolatinos que más tarde me atraparon. A los que vuelvo una y otra vez.” En su obra poética resaltan “Las horas en vano” (1989), “Versos para Ana sin número” (1990), “La edad del saúco” (1991), “La hora de las gaviotas” (1992) y “Vengo del Norte”. No obstante, dedica su poesía también a los niños y ya tiene varios libros publicados, en la Editorial Pintar-Pintar, como veremos a continuación.

Para Aurelio la poesía es algo esencial y básico, parte inherente de su vida: “Una necesidad; una vía hacia la comprensión o el desconcierto, lo mismo que la luz. La necesito para todo: para desahogar, para no gritar, pero gritando, para entenderme o desvariar. La poesía es una realidad tan irreal como la que habitamos. Da mucha más vida la poesía que poesía la vida, desafortunadamente.”

Aurelio es también un autor premiado y entre sus premios destacan:

-Premio Internacional de Poesía ‘Ángel González’. 1990.
-Premio Internacional de Poesía ‘Feria del Libro-Ateneo Jovellanos. 1991.
-Premio Internacional de Poesía Juan Ramón Jiménez. 1992.
-Accésit Premio Adonais. 1992.
-Accésit Premio Esquío. 1994.

  Aurelio González Ovies escribe también para niños, libros que son auténticas joyas poéticas, puesto que, como él mismo piensa, “No debería existir frontera entre poesía para niños y poesía para mayores. Es más, no hay más que una Poesía. En la imaginación, limpia y gigante, de los más pequeños cabe cualquier metáfora, cualquier poema de los que entendemos o tildamos para adultos. Igual que saben soñar despiertos, pueden interpretar todo tipo de verso, a su manera y con su lucidez. Necesitamos palabras desde el primer momento en que llegamos, que alguien nos explique el mundo, lo que vemos y no entendemos.”

Los libros de poesía infantil de Aurelio González siguen algunos de los temas que ya conocemos y no hacen concesiones ni al estilo ni al mensaje, puesto que son respetuosos con los niños y con su capacidad de entender el mundo que les rodea y soñar e imaginar. Cabe añadir que en cada libro se concentra una historia, puesto que no se trata de poemas sueltos, sino de un único poema que, acompañado por las ilustraciones, siempre hermosas y oportunas, recrea un momento, con principio… y un posible final en forma de conclusión abierta.
Ha publicado varios álbumes infantiles:
El Poema que cayó a la mar”,  “Chispina”,  "Loles", “Caracol”, “Todo ama”,  “Mi madre”y el último, "Versonajes".

En “Chispina”, precisamente, una chispa de fuego 
escapa de “mamáleña” y emprende una especie de viaje iniciático, aunque, en el caso de una chispina, todo acaba quemado. Por fin el agua la pone en su sitio:

¡MamáLeña echa humo!
¡Cuántas veces se lo dijo!
La vida es un chis-pam-pum
y cada uno tiene un sitio.

Empezó a lloviznar
¡y vaya brincos y saltos! 
para no quedar ahogada
en la hondura de los charcos.

Se dejó en manos del aire
y de tejado en tejado
llegó –pero por los pelos–
a su madero quemado.

Ahora ya se encuentra a gusto
dentro de la chimenea. 
Le pareció frío el mundo…
Es feliz quema que quema.

Su poema "El poema que cayó a la mar" se ha convertido en protagonista de la exposición que hemos montado en nuestro cole, ya que hace referencia al mar, y el agua es protagonista este curso de todas nuestras actividades.


 En “El poema que cayó a la mar”, ilustrado por Ester Sánchez, se centra en un poema, al que personifica, que, llevado por el tedio, acaba cayéndose a la mar, como indica el título y:


“Un poema estaba tan abandonado,
se sentía tan solo, tan triste y tan mal,
que marchó del libro que sobre unas rocas
olvidó algún hombre después de pescar.
Se puso de pie sobre las mayúsculas,
se arrancó dos oes, armó unos prismáticos
y miró asombrado aquel folio azul
por el que, a lo lejos, pasaban dos barcos.
Y sin darse cuenta de que estaba alto,
y un cangrejo enano le intentó picar,
se agachó a rascarse la estrofa de abajo
y cayó en picado al fondo del mar.

A partir de entonces, la vida en el fondo del mar se anima de manera extraordinaria. Aurelio González juega con las palabras y les hace cobrar vida y así, por ejemplo:

Desde entonces dicen que a veces los buzos
ven peces metáfora, adverbios coral,
delfines esdrújulos, pulpos monosílabos
y algas muy poéticas con rimas de sal.
Verbos caracola, tildes oxidadas,
peces parecidos a la acción de amar.


Y es que no importa que la acción proceda de uno solo, sino la huella que deje:

Parece mentira, pero un poema
inunda la vida de sinceridad,
cala las mentiras, ahoga las penas.
Un poema solo, fíjate, uno solo, puede ser plural.”


El poema no busca la aventura, no, el poema es la aventura en sí y, gracias a él, se cambia el mar, se enriquece. Juega Aurelio con las sirenas, las perlas, las sepias, el chipirón y el calamar y los enriquece, a la vez que permite que el lector infantil sueñe e imagine un mundo, en el más puro mundo de la fantasía, en donde se puedan mezclar palabras y animales, en donde las esponjas, por ejemplo, puedan tomar, zumo de adjetivos para desayunar.



Si os interesa conocer más de este  autor asturiano podéis hacerlo en:

 BLOGS Y DOCUMENTOS EN LA RED:

. De Aurelio González Ovies:
http://blog.educastur.es/tardesdecalviva
http://blog.educastur.es/poemasdesdeelfaro (niños)

. MIRAVOZ, de María García Esperón
http://todoespalabra-ago.blogspot.com

http://www.slide.com/r/oFXZ1b9FrD8t3v3l4lL98DyTZ2j_bjHk?previous_view=mscd_embedded_url&view=original. (Cedido por Mª Rosa Serdio)

María García Esperón entrevista a Ester Sánchez: http://www.pintar-pintar.com/index.php?id=44&seccion=15

(Información obtenida de  Mundo de Letras, por Anabel Sáiz Ripoll)
 

Os dejamos aquí la entrevista que Aurelio Concedió para nuestro periódico escolar:



   P: ¿Cuál fue la primera entrevista que te hicieron? ¿Te hizo ilusión?
Pues si no me equivoco, la primera entrevista ‘de mentira’ me la hicieron mis compañeros de la infancia, cuando jugábamos a ser famosos astronautas y futbolistas y locutores de radio y nos entrevistábamos los unos a los otros. La primera de verdad, por motivos literarios, cuando en el instituto gané un concurso de cuentos.

P: De neñu ¿yera’l to suañu ser escritor? ¿A qué años entamasti a escribir?
Siempre me pareció máxico aquello d’inventar versos y que les palabres rimaren. Entamé pronto, sí. A los 12 escribía poemes a los primos y a los amigos, acrósticos (nun sabía entós que se llamaben asina, pero son esos que cola primera lletra de cada versu formen, por exemplu, un nome en vertical) y sonetos y ripios imitando a los poetes que me gustaben: Gloria Fuertes, Miguel Hernández, Rosalía de Castro…

P: ¿Qué encuentras en la escritura que no encuentras en otras cosas?
Encuentro espacios y respuestas que muchas veces no soy capaz de hallar en la realidad, porque la escritura, aunque no lo parezca, es en sí misma una respuesta o una aclaración. Además siento que con ella soy más sincero muchas veces, porque la página en blanco siempre escucha y recibe nuestros sentimientos más profundos. Es una gran ayuda, porque aminora las tristezas, alarga las esperanzas y permite que imagines lo inimaginable.

P: ¿Qué te presta más, escribir n’asturianu o en castellanu?
Nun pienso en cómo escribir. Agora escribo muncho más en castellanu, pero hai circunstancies y emociones que nun pueden más que ser escritos n’asturianu, porque nun tienen sinónimu que los esprese en nenguna otra llingua, impresiones, colores, lluces, paisaxes que son tan de nós y tan propios que son namás qu’asturianos: la tardiquina, lo prestoso, el gaxapu, los borrones…

P: ¿Qué coses lleíes de neñu?
Los que más m’apasionaben yeren los tebeos. Y los llibros que falaben dáventures (Los cinco…) y de lo que vía nes pellícules de vaqueros. Pero tamién munchos llibros de poesía illustraos, que nos prestaben los maestros pal fin de semana y pa qu’aprendiéramos de memoria dalgunes estrofes.

P: ¿Cuál foi’l primer llibru qu’escribisti?
Los primeros poemes que m’encuadernaron, unos doce, y que m’espubizaron llevaben el títulu de Les hores en vano, allá pel 88, nuna editorial de Xixón que dirixía Nacho González, un gran poeta y xestor.

P: ¿Estás escribiendo algo en estos momentos?
Una vez que se empieza a escribir, y  ves que se convierte en una necesidad, en una especie de terapia o medicina del día a día, nunca más se deja. Siempre llevo una libreta y siempre tomo nota, de lo que me inspira un momento, de lo que me dicta un estado de ánimo determinado, de una visión que me atrapa… E intento terminar un poemario juvenil que ya camina conmigo desde hace dos años, por lo menos.

P: ¿Y qué estás leyendo?
Ahora estoy leyendo Álbum de un viejo, de Armando Palacio Valdés (no porque me sienta viejo –je–, sino porque me lo regalaron). Y un tratado sobre el amor, de un antiguo autor latino. Y La gaviota, de Sándor Márai. Están al lado de la almohada… Y releo, siempre releo poesía de la buena, de la que nunca dejo atrás: Ovidio, Virgilio, Horacio, Sor Juana Inés,  Machado, Lorca, Ángel González, José Ángel Valente, Julia Uceda, Blanca Andreu…

P: ¿Cuál es tu escritor-a favorito-a? ¿Y el libro que más te gustó leer?
Son favoritos todos en un día determinado, en un instante preciso. Nadie dice nada de la misma manera que nadie y eso es hermoso. Pero recuerdo con especial cariño la lectura de El Corazón, de Edmundo de Amicis, un escritor italiano. Y también, años más tarde, Cien años de soledad, de Gabriel García Márquez,  La insoportable levedad del ser, de Milan Kundera. Y con la misma admiración, no hace muchos años, Helena o el mare del verano, del gijonés Julián Ayesta. Pero luego tengo poemas favoritos, líneas favoritas, ideas favoritas, versos predilectos…

P: ¿Escribes tolos díes?
Procuro facelo. Hai que obligase como p atoo. La mano precisa escribir y trascribir lo que nos dicta el corazón y la rutina. Asina que apunto tolo que me vien a la cabeza y tolo que me sal al pasu. Y ahí queda. Hasta que vuelvo a ello y borro, corrixo o déxolo tal cual.

P: ¿Tienes un lugar especial para escribir?
Más qu’un llugar, un tiempu: la nueche; y un requisitu: silenciu. Con eso, un llápiz y un papel, ye más que suficiente.

P: Naciste en Bañugues, a la orilla del Cantábrico y muchos de tus poemas se refieren al mar. ¿Qué significa para ti el mar?
La mar es algo imprescindible en mis orígenes, en todos mis recuerdos, como las gaviotas y el galipote y las lanchas y los remos y el nordeste. Siempre acarreo añoranza de ellos. Es símbolo de horizonte y promesa de libertad. Es olor de infancia. Color de juventud. Fuerza y poder en el invierno. Es como un camino, siempre distinto, por más que sea el mismo.

P: Este año en nuestro colegio estamos trabajando sobre el agua y su problemática ¿Qué piensas sobre este tema?
Es un bien tan necesario como común. Algo tan sencillo y vital como el aire y los pájaros y todo lo que no valoramos hasta que nos falta. 

P: ¿Cómo ves la situación del medio ambiente en el mundo? ¿Te parece que las personas corrientes podemos hacer algo para mejorarla?
Claro que sí. El mundo depende de todos nosotros, las personas corrientes, la mayoría, casi la totalidad, porque los ‘no corrientes’ son los menos y por mucho poder que tengan siempre estarán en minoría. El medio ambiente está herido, precisamente por ellos, por los ‘no corrientes’, los que quitan a la mar la tierra que le pertenece, o a las tribus los bosques en los que crecieron, o envenenan la atmósfera de lindes y radiaciones. Pero, repito, somos muchos más nosotros, los de a pie, y más sensatos.

 P: Si fueres a una isla desierta ¿qué llevaríes?
La imagen y la voz de mis padres y mis hermanos. El recuerdo de todos mis perros.

P: ¿Qué pregunta que nunca te han hecho te gustaría responder?
Me hicisteis las principales, como los mejores periodistas. Una que no suele hacerse es: ¿A qué tienes miedo?: Al sufrimiento. Y también a lo que hacemos sufrir.

¡GRACIAS AURELIO!







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